Por qué me duelen las rodillas después de correr
Son muchos los runners que se quejan del dolor en las rodillas. Uno de los problemas más frecuentes que ocasionan este síntoma es la condropatía rotuliana, también conocida como condromalacia y rodilla del corredor.
La partícula “condro” hace referencia al cartílago y, precisamente, esta patología (la condropatía) es una lesión que se produce en el cartílago de la rótula, que se vuelve áspero porque la misma rótula no se desliza correctamente.
Los motivos principales por los que se desarrolla son los traumatismos repetidos de distintas intensidades, los desequilibrios musculares, la subluxación o luxación de la rótula, los impactos directos fuertes, las infecciones, una edad avanzada y otras patologías como la artritis reumatoide, entre otros. También puede ser consecuencia de una pronación excesiva, el uso de un calzado desgastado o poco apropiado al pavimento sobre el que corremos, etcétera.
Desafortunadamente, la práctica habitual de nuestra pasión implica el abuso y lasobreutilización de algunas articulaciones como las rodillas, cuyo tejido cartilaginoso es el encargado de amortiguar el exceso de carga, la presión, y evita que los huesos friccionen directamente entre sí y se desgasten demasiado. Por eso las posibilidades de sufrir una lesión de este tipo son mayores entre los corredores.
Cómo se manifiesta
- Sensación de rozadura o fricción al extender la rodilla.
- Dolor.
- Inflamación e hinchazón de la zona.
- Molestia al doblar, subir y bajar escaleras, y similares.
- Notar cierta inestabilidad en las rodillas similar a un temblor.
- Chasquidos, crujidos y demás que acompañan al movimiento rotuliano.
Existen distintos grados para clasificarla:
- Grado I: la más leve. Se presentan alteraciones mínimas en el cartílago
- Grado II: fibrilación, el cartílago se desgasta formando pequeñas hebras.
- Grado III: llamada fisuración por la presencia notable de estas en el cartílago.
- Grado IV: de mayor gravedad. Incluye úlceras degenerativas y puede afectar al hueso.
Además de los síntomas comentados, el diagnóstico de esta patologíarequiere un estudio radiológico, resonancias magnéticas, artroscopias y similares, que permiten observar y determinar con claridad el estado de las articulaciones para indicar un tratamiento. Acude al especialista si las molestias no remiten.
A pesar de la incomodidad de la condropatía rotuliana, lo cierto es que se trata de una lesión fácil de prevenir y cuyo tratamiento no implica demasiadas complicaciones. Pero ya incidiremos sobre estos asuntos en posteriores artículos. De momento, recuerda cuidarte y prestar atención a las primeras señales de dolor.
